CHAN CHAN PATRIMONIO CULTURAL DEL PERU
Chan Chan tierra del reino chimú
Desde fines del intermedio temprano 600 d.C., y comienzos del horizonte medio 700 d.C. Fase Moche V[1]surgen nuevos modelos de ciudades en la costa norte del Perú; donde la estructura principal no era únicamente una pirámide ceremonial, sino una gran cantidad de cuartos y edificios cercados por grandes canchones[2]que era la urbe principal del Reino Chimú
La civilización Chimú, logró extenderse en un territorio que superó los 1 300 Km., por la parte norte desde el Valle Moche hasta el río Zuramilla en Tumbes[3]y por el sur se extendieron hasta el río Chillón, cerca de Lima, Perú. Su dominio abarcó desde las orillas del Pacífico hasta las primeros estribos rocosos de los andes en un territorio aproximado de 40 000 Km². Sin embargo es en el Valle Moche, frente al mar, a mitad de camino entre el balneario de Huanchaco y la ciudad de Trujillo, Perú; donde se establece la sede principal del reino y se erige el monumento arquitectónico que hoy conocemos como el Complejo Arqueológico Chan Chan.
Naturaleza arquitectónica del complejo arqueológico Chan Chan
Si se tratase de definir la arquitectura de Chan Chan, se podría concluir que fue pensada para ceremonias y rituales religiosos, como adoración a dioses o actividades funerarias.
Para la construcción de este complejo fueron empleados materiales de larga tradición técnica, propios de la región costeña, pero que en este periodo logró un alto desarrollo, sobre todo en la confección del adobe, pues se tuvo que traer arcilla de mayor cohesión desde canteras alejadas del lugar. A esta se le agregaba áridos bien calibrados como arenas de diferente granulometría, según el lugar en donde iban a ser puestos los adobes, los mismos que eran de cinco formas parecidas, pero troncopiramidales para así comportarse mejor en el muro el que era de doble talud. Además, se usaron la piedra, la madera, la caña brava, el carrizo, y la totora. En el caso de los muros perimetrales, estos fueron erigidos hasta 14 metros de altura, sobre una base de Piedra y hormigón de un ancho mayor de cuatro metros.
Los cimientos fueron construidos sobre zanjas con gravilla, la que actuaba como rodamientos en caso de los constantes movimientos telúricos. El material para la cimentación, además del hormigón, fueron las grandes piedras unidas por el barro, logrando una forma inicial piramidal. Sobre estas bases se elevaba el muro prosiguiendo en doble talud, lo que permitía la fortaleza y el material especial en los intersticios de los adobes le permitía flexibilidad para responder ante los movimientos telúricos, tan recurrentes en la zona.
Artesanía y otras manufacturas
Se conoce que la metalurgia fue una manifestación de gran importancia cultural, económica y política para los chimúes, pues el uso del bronce para sus herramientas y armas les permitió las conquistas en tan amplios territorios, conformando el primer imperio de los Andes Centrales. Así, el mullo y el bronce tuvieron más valor que el oro, pues este era utilizado con fines ceremoniales. El fino trabajo realizado con metales como el oro, la plata, el cobre y el estaño, presumiblemente encontrados en ríos y socavones manejados por una tecnología muy desarrollada, les permitió el crecimiento.
Estos minerales eran molidos en batanes de piedra para fundirlos y separarlos de otros menos importantes. Su fundición se lograba con hornos que tenían como combustible carbón vegetal de algarrobo, de bosta de camélidos y, tal vez, carbón mineral. Para avivar el fuego de las brasas, soplaban con unos largos tubos de cerámica, metal o de madera, con el objetivo de elevar la temperatura.
Trabajaron el enchapado, troquelado, estampado, dorado, y con muchas otras técnicas que sirvieron para hacer exclusivas obras que hoy podemos encontrar en vasos, máscaras funerarias, cuchillos, recipientes, figuras de animales sólidas o vacías, brazaletes, alfileres, coronas, y otras.
Se conoce que la metalurgia fue una manifestación de gran importancia cultural, económica y política para los chimúes, pues el uso del bronce para sus herramientas y armas les permitió las conquistas en amplios territorios de los Andes Centrales.
Trabajaron el enchapado, troquelado, estampado, dorado, y con muchas otras técnicas que sirvieron para hacer exclusivas obras que hoy podemos encontrar en vasos, máscaras funerarias, cuchillos, recipientes, figuras de animales sólidas o vacías, brazaletes, alfileres, coronas, y otras.
Moldearon la arcilla y obtuvieron de ella una muy variada producción de vasijas, recipientes, figuras, esculturas, y muchas otras obras que fueron usadas para las ceremonias funerarias o en el embellecimiento interno y externo del sitio sagrado.
La cerámica para sus ceremonias obtenían todas las variaciones del gris en los hornos cerrados, de reducción o por ahogación del calor. En la greda cocida o cerámica se han plasmado muchas representaciones realistas de seres humanos, de animales, frutos y personajes, así como de escenas mitológicas y eróticas.
Problemáticas socioculturales que inciden en la conservación patrimonial del complejo arqueológico Chan Chan en Trujillo, Perú
En el presente artículo se asume la complementariedad metodológica o síntesis multimetodológica, con el objetivo de facilitar el uso combinado de diferentes perspectivas teóricas y metodológicas con la de los estilos investigativos: cualitativos y cuantitativos y de esta manera, identificar las principales problemáticas socioculturales que inciden en la conservación patrimonial del Complejo Arqueológico Chan Chan en Trujillo, Perú.
Como fruto de la observación científica pudimos constatar que existe en el interior de las áreas intangibles, parcelas agrícolas, canales de regadío y desarrollo urbano, también una alarmante acumulación de residuos sólidos tanto en las áreas circundantes, como al interior de la zona. Asimismo, es notorio un deterioro progresivo de los muros piramidales como producto de las inclemencias del tiempo. Existe el riesgo y/o peligro de la inseguridad, pues el conjunto arquitectónico está rodeado por grandes estructuras de adobe, las cuales no son vigiladas por parte de la policía del turismo u otra entidad, por lo que el lugar se presta para la ocurrencia de actividades delictivas.
Otro aspecto medular es que actualmente solo se realizan acciones de conservación, acontece que desde hace meses no se ha implementado en el lugar ningún proyecto de restauración, solo se hace mantenimientos y no labores de restauración sostenidas. Por otra parte, no existen techos destinados a la protección de los muros y demás estructuras del Complejo Arqueológico Chan Chan que ya han sido restaurados.
Con el objetivo de identificar estos problemas socioculturales se aplicó una entrevista a directivos, expertos e investigadores. La misma arrojó que existen problemas de identidad cultural producto de la falta de elementos sociales que se traducen en: desconocimiento, desmotivación, desinterés, falta de sensibilidad, desarraigo e indolencia por las tradiciones culturales, también se aprecia, falta de autoreconocimiento, falta de identidad étnica, adopción de patrones culturales extranjerizantes entre otros.
Otro factor señalado es la pérdida de las manifestaciones culturales como la tradición del Caballito de Totora y su reconocimiento oficial como Patrimonio Cultural de la Nación. El déficit de investigaciones socioculturales realizadas en el sitio, y en su caso no tienen el peso ni la profundidad científica necesarias. Ello coadyuva con una escasez de información en torno a la problemática cultural del complejo y su importancia para la formación histórico-cultural de los habitantes de la región y visitantes. También fue subrayada la inexistencia de propuestas objetivas para evitar que la agricultura, que continúa realizándose en la zona, dañe las estructuras y muros de las nueve ciudadelas y de las huacas, que forman parte del Complejo Arqueológico de Chan Chan.
A estas problemáticas se le puede adicionar que no existe personal que pueda trabajar a nivel institucional con prontitud y conocimiento, pues cuando cambian los gobiernos, cambian los trabajadores y contratan a otros sin ningún conocimiento previo. No se cuenta con un Plan Regional de Desarrollo Turístico que permita organizar la gestión turística del sitio, lo cual limita el desarrollo regional y la difusión de tan importante legado cultural.
Por otra parte se señaló que existe una deficiente promoción del producto en los medios de difusión masiva del territorio, ya que no se destaca en ellos el amor por lo nuestro, de igual manera no gozan de espacios o secciones donde se resalten los valores de nuestro patrimonio cultural. Asimismo la insuficiente producción literaria en relación con el tema, ya que no existe una política editorial definida y argumentada a partir de la conservación del patrimonio cultural en la región.
En este orden, la aplicación de una encuesta corroboró que muchas instituciones carecen de vocación de servicio y de sensibilidad. De esta manera no atienden a tiempo cualquier gestión que se haga a favor del monumento histórico. Se reprocha el falso indigenismo político; por una parte los discursos plantean recuperar la cultura ancestral y por la otra se mantienen indolentes ante la pérdida de las obras arquitectónicas hechas por nuestros antecesores.
Otras ideas giraron en torno a que las personas que tienen que ver con la gestión cultural, carecen de ejercicios para estas tareas o no cuentan con una preparación especializada para estas funciones. A lo que se agrega la organización de actividades nocturnas en las plazas interiores del sitio (conciertos, rifas, ferias y otros) que atraen la multitud. Está comprobado que estas actividades ocasionan un daño social en el lugar, que se traduce en: canchones rallados y sucios, estructuras debilitadas por la potencia de los equipos de audio, arrojo indiscriminado de residuos sólidos y otras indisciplinas sociales como la delincuencia a raíz del consumo de bebidas alcohólicas que ello trae consigo.
Todo lo señalado, suponen amenazas permanentes, porque cuando muchas personas no logran comprender lo que significa convivir en un monumento declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad y ponen sus intereses personales por encima del bien colectivo, se corre el riesgo de caer en la desmemoria histórica que corroe y/o socaba lo más importante y legítimo de nuestras cultura e historia, en el caso de las indisciplinas sociales (arrojos de residuos sólidos y líquidos, escalar lo canchones, práctica de motocross, guaqueo y otras) estas constituyen una carencia social de los valores más elementales del hombre en relación con la conservación del patrimonio cultural que ha heredado.
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